Dicen los viejos poetas
que no hay rosas sin espinas
tal vez por eso las nuestras
hayan sido tan divinas.
Dos rosas me regalaste
cuidadas con mucho amor
y aunque espinas no faltaron
siempre mandó el corazón.
Nuestra ruta no fue fácil
los problemas no faltaron
y a menudo nubarrones
sobre nosotros flotaron.
Pero seguimos andando
con ilusión no se muere
y aunque a veces tropezando
a casa.... que allí no llueve.
Espero que nuestro viaje
termine como empezó
siempre unidos caminando
de la mano y con amor.
Que algún día nuestros nietos
sepan que sus mayores
a la cumbre ya llegaron
entre cardos y entre flores
(25-09-1996)
No hay comentarios:
Publicar un comentario